PSICORE

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Evaluaciones psicométricas

miércoles, 7 de junio de 2017

¿TOLERA LA PRESIÓN EN EL TRABAJO?  


¿POR QUÉ A LA EMPRESA LE INTERESA QUE LOS COLABORADORES SEPAN MANEJAR LA PRESIÓN EN EL TRABAJO?





La tendencia a trabajar bajo presión se encuentra arraigada en las empresas y se considera una forma usual de trabajar.  Como resultado, se observa lo siguiente (Hernández, 2007):

X     Aspectos contractuales:  En la relación laboral con la empresa, el colaborador acepta realizar más funciones de las que le corresponden y trabajar horas adicionales a su jornada.

X     Aspectos de relación:  El colaborador acepta nuevas solicitudes de trabajo, aún cuando esto provoque sobrecarga y no comprenda a cabalidad las instrucciones.  Además, acepta y espera una amonestación (que puede incluir descalificación y agresividad) si no realiza bien su trabajo.  El colaborador no tiene la habilidad de defender asertivamente su trabajo y el jefe no acepta que se cuestione su autoridad.

X     Aspectos de ejecución del trabajo:  El colaborador se enfoca en los resultados a corto plazo sin tomar en cuenta las metas a largo plazo; actúa reactivamente; trabaja de prisa, cuando el tiempo para entregar su trabajo está por cumplirse; trabaja horas extra para ser reconocido por los jefes, mantener su prestigio y/o evitar un castigo.

X     Aspectos de imagen construida:  Una persona busca ser jefe por el poder y la autoridad que esto le permite tener y espera “obediencia ciega” de los subalternos.

La tendencia a trabajar bajo presión antes descrita, genera agotamiento, estrés, baja productividad y satisfacción laboral.      El estrés es un conjunto de reacciones físicas, químicas y mentales de la persona frente a estímulos o elementos productores de estrés en el ambiente.  Es una situación dinámica en que una persona enfrenta una oportunidad, restricción o demanda relacionada con lo que desea.  Las consecuencias del estrés se muestran en diferentes áreas.  Una persona estresada se siente ansiosa, preocupada, fatigada y culpable.  En su trabajo tiende a ser menos productiva y realizar sus labores con menos calidad, se ausenta y se siente insatisfecha.  Tiene dificultades para concentrarse y tiende a olvidar tareas. A nivel fisiológico, se observan cambios en el metabolismo, trastornos de sueño, se acelera el ritmo cardiorespiratorio, aumenta la presión arterial, presenta jaquecas y problemas digestivos (Chiavenato, 2009; Davis y Newstron, 2002; Hernández, 2007; Robbins, 2004).

Es importante agregar que el estrés no necesariamente es disfuncional.  Algunas personas trabajan bien bajo pequeña presión y son más productivas en un esquema de consecución de metas.  Existen colaboradores a quienes les agrada trabajar bajo presión del tiempo, del cumplimiento y de las decisiones unilaterales del jefe.  Otros buscan continuamente más productividad y mejor trabajo.  Un nivel modesto de estrés conduce a mayor creatividad cuando una situación competitiva lleva a nuevas ideas y soluciones.  En general, muchos empleados no se preocupan por una pequeña presión, si ésta conduce a resultados favorables. El estrés es beneficioso en la medida en que fortalece a la persona, la ayuda a mantenerse alerta y centrada en sus objetivos. No es beneficioso cuando se convierte en “distress”. Cada persona tiene un límite a partir del cuál el estrés se convierte en “distress” y da lugar a comportamientos disfuncionales (Chiavenato, 2009; Goulston, 2006; Hernández, 2007).


Tolerancia a la presión es la capacidad para responder y trabajar con alto desempeño en situaciones de mucha exigencia. Esta habilidad permite que la persona siga actuando con eficacia en situaciones de presión de tiempo y de desacuerdo, oposición y diversidad.  Quien la posee puede enfrentar con serenidad y dominio circunstancias adversas.  La habilidad para mantenerse centrado en situaciones de presión y evitar la frustración, el resentimiento o el pánico es un signo de madurez como directivos y como personas.  A nivel de directivos, muestra la capacidad de liderazgo.  Se adquiere con la experiencia.  También se aprende observando el ejemplo de otras personas (Alles, 2004a; Goulston, 2006, Blanco; 2007).

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