PSICORE

PSICORE
Evaluaciones psicométricas

martes, 27 de junio de 2017



¿CUÁNDO TERMINAMOS DE APRENDER?




Uno de los fenómenos más notables de esta época es la “explosión del conocimiento”, que lleva a las personas a experimentar una sed inagotable de conocimiento.  Tanto jóvenes como adultos se interesan en aprender, lo cual enriquece sus vidas personales y beneficia a la organización a la que pertenecen (Werther y Davis, 1991).

Aprender “es un cambio perdurable de la conducta o en la capacidad de conducirse de manera dada como resultado de la práctica o de otras formas de experiencia (Shuell, citado por Schunk, 1997, p. 2).  Esta definición implica que quien aprende es capaz de hacer algo que antes no podía realizar.  Esto que aprende, perdura.  Finalmente, este cambio es resultado realizar una actividad o de observar que otra persona la realiza; no es producto de la maduración, ni de la herencia.

Cuatro principios permiten que las personas aprendan de forma más efectiva (Werther y Davis, 1991):

Participación:  La participación activa del sujeto favorece la rapidez y efectividad del aprendizaje.
Repetición:  Repetir lo que se desea aprender, favorece que esto llegue a la memoria.
Relevancia:  Cuando lo que se aprende es importante para el sujeto y lo comprende, se favorece el aprendizaje.
Transferencia:  Si el programa de capacitación concuerda con las demandas del puesto, mayor será la velocidad para dominar las demandas del puesto.
Retroalimentación:  Permite que las personas conozcan su progreso y ajusten su conducta.

La competencia Aprendizaje Continuo “es la habilidad para buscar y compartir información útil para la resolución de situaciones de negocios, utilizando todo el potencial de la empresa (o corporación, según corresponda).  Incluye la capacidad de capitalizar la experiencia de otros y la propia propagando el know how adquirido en foros locales o internacionales” (Alles, 2004a, p. 190).

miércoles, 7 de junio de 2017

¿TOLERA LA PRESIÓN EN EL TRABAJO?  


¿POR QUÉ A LA EMPRESA LE INTERESA QUE LOS COLABORADORES SEPAN MANEJAR LA PRESIÓN EN EL TRABAJO?





La tendencia a trabajar bajo presión se encuentra arraigada en las empresas y se considera una forma usual de trabajar.  Como resultado, se observa lo siguiente (Hernández, 2007):

X     Aspectos contractuales:  En la relación laboral con la empresa, el colaborador acepta realizar más funciones de las que le corresponden y trabajar horas adicionales a su jornada.

X     Aspectos de relación:  El colaborador acepta nuevas solicitudes de trabajo, aún cuando esto provoque sobrecarga y no comprenda a cabalidad las instrucciones.  Además, acepta y espera una amonestación (que puede incluir descalificación y agresividad) si no realiza bien su trabajo.  El colaborador no tiene la habilidad de defender asertivamente su trabajo y el jefe no acepta que se cuestione su autoridad.

X     Aspectos de ejecución del trabajo:  El colaborador se enfoca en los resultados a corto plazo sin tomar en cuenta las metas a largo plazo; actúa reactivamente; trabaja de prisa, cuando el tiempo para entregar su trabajo está por cumplirse; trabaja horas extra para ser reconocido por los jefes, mantener su prestigio y/o evitar un castigo.

X     Aspectos de imagen construida:  Una persona busca ser jefe por el poder y la autoridad que esto le permite tener y espera “obediencia ciega” de los subalternos.

La tendencia a trabajar bajo presión antes descrita, genera agotamiento, estrés, baja productividad y satisfacción laboral.      El estrés es un conjunto de reacciones físicas, químicas y mentales de la persona frente a estímulos o elementos productores de estrés en el ambiente.  Es una situación dinámica en que una persona enfrenta una oportunidad, restricción o demanda relacionada con lo que desea.  Las consecuencias del estrés se muestran en diferentes áreas.  Una persona estresada se siente ansiosa, preocupada, fatigada y culpable.  En su trabajo tiende a ser menos productiva y realizar sus labores con menos calidad, se ausenta y se siente insatisfecha.  Tiene dificultades para concentrarse y tiende a olvidar tareas. A nivel fisiológico, se observan cambios en el metabolismo, trastornos de sueño, se acelera el ritmo cardiorespiratorio, aumenta la presión arterial, presenta jaquecas y problemas digestivos (Chiavenato, 2009; Davis y Newstron, 2002; Hernández, 2007; Robbins, 2004).

Es importante agregar que el estrés no necesariamente es disfuncional.  Algunas personas trabajan bien bajo pequeña presión y son más productivas en un esquema de consecución de metas.  Existen colaboradores a quienes les agrada trabajar bajo presión del tiempo, del cumplimiento y de las decisiones unilaterales del jefe.  Otros buscan continuamente más productividad y mejor trabajo.  Un nivel modesto de estrés conduce a mayor creatividad cuando una situación competitiva lleva a nuevas ideas y soluciones.  En general, muchos empleados no se preocupan por una pequeña presión, si ésta conduce a resultados favorables. El estrés es beneficioso en la medida en que fortalece a la persona, la ayuda a mantenerse alerta y centrada en sus objetivos. No es beneficioso cuando se convierte en “distress”. Cada persona tiene un límite a partir del cuál el estrés se convierte en “distress” y da lugar a comportamientos disfuncionales (Chiavenato, 2009; Goulston, 2006; Hernández, 2007).


Tolerancia a la presión es la capacidad para responder y trabajar con alto desempeño en situaciones de mucha exigencia. Esta habilidad permite que la persona siga actuando con eficacia en situaciones de presión de tiempo y de desacuerdo, oposición y diversidad.  Quien la posee puede enfrentar con serenidad y dominio circunstancias adversas.  La habilidad para mantenerse centrado en situaciones de presión y evitar la frustración, el resentimiento o el pánico es un signo de madurez como directivos y como personas.  A nivel de directivos, muestra la capacidad de liderazgo.  Se adquiere con la experiencia.  También se aprende observando el ejemplo de otras personas (Alles, 2004a; Goulston, 2006, Blanco; 2007).

lunes, 29 de mayo de 2017


¿POR QUÉ CONTRATAR COLABORADORES COMPROMETIDOS?




El compromiso es el nivel en que un empleado se identifica con la organización y desea seguir participando activamente en ella.  Con esto refleja la creencia que tiene en la misión y metas de ésta, y que siente que ha alcanzado éxito personal en la empresa (Davis y Newstron, 2002).   El concepto se planteó en los años 60, con el desarrollo de la administración, y se relacionó lealtad, vinculación, reciprocidad a la organización (Dessler, 2001).  Chiavenato (2009) lo relaciona con un contrato psicológico.  Con esto se refiere al apego, sentido de pertenencia y compromiso organizacional. Expresa una expectativa que el individuo y la organización esperan lograr en su relación.

El compromiso organizacional consta de tres componentes (Meyer y Allen, 1997):

X     Compromiso afectivo:  Los colaboradores pertenecen a la empresa porque les gusta trabajar en ésta.  Se identifican con la misión, visión, valores y filosofía.
X     Compromiso continuo:  Los colaboradores necesitan seguir laborando para la empresa por algún interés o inversión:  tiempo, dinero y esfuerzo, que se perdería si se retiran.  Incluye desde compra de acciones o inversión en un plan de pensión, hasta estatus.
X     Compromiso normativo:  Los colaboradores aprecian a la empresa y sienten que deben ser leales con ella.

Por su parte, Gibson (1990) indica que el compromiso requiere 3 actitudes: sentido de identificación con las metas, sentido de participación en las obligaciones de la organización y sentido de lealtad hacia la compañía. 

El colaborador que tiene esta competencia, siente como propios los objetivos de la organización y apoya las decisiones que permiten el logro de objetivos comunes.  Cumple con los compromisos, tanto personales como profesionales.  Se siente motivado al desempeñar su trabajo.  Intenta prever los obstáculos que interfieren con el logro de los objetivos del negocio y cuando éstos se presentan, busca opciones para superarlos.  Supervisa que las acciones que permiten alcanzar los objetivos se desarrollen según lo planificado (Alles, 2004b). 

A la empresa le interesa esta competencia, ya que quienes tienen compromiso, muestran alto nivel de desempeño y productividad, así como bajos índices de ausentismo. El índice de rotación disminuye. Los empleados comprometidos requieren menos supervisión y reconocen la importancia de integrar metas personales y de la organización.  Por el contrario, quienes no tienen compromiso cumplen rutinariamente sus tareas, no se comunican, no atienden lo que hacen, son desordenados, no ofrecen buena atención a los clientes y no cooperan con sus compañeros (Castañón, 2002; Gibson, 1990; Robbins, 2004). 


martes, 25 de abril de 2017



¿A QUÉ SE REFIERE LA COMPETENCIA 

"ORIENTACIÓN A RESULTADOS"?


Esta competencia se relaciona con el refrán popular:  “No trabaje más duro; trabaje más inteligentemente”.  O como lo plantea Gross (2007):  “No me digas cuánto trabajas; dime cuáles son los resultados”.  Quien posee esta competencia orienta su trabajo hacia los logros esperados y toma las decisiones importantes con premura necesaria para beneficiar a la organización.  Dentro de su trabajo, establece metas altas y trabaja para alcanzarlas (Alles, 2004b). También incluye la tendencia a permanecer en una línea de pensamiento hasta que el problema esté resuelto (Preciado, 2006).

La orientación a resultados se logra al tener un plan de acción que exprese qué responsabilidades corresponden a cada miembro del grupo, los recursos que requiere y los criterios de finalización de la tarea.  Esto último se plantea pensando en las personas a quienes se destina el trabajo.

Algunas personas no orientan su trabajo hacia resultados porque no tiene definido la visión y misión de su proyecto, otros porque no han descrito los resultados concretos que beneficiarán a los usuarios (Gross, 2007).



lunes, 3 de abril de 2017


¿CÓMO SE CLASIFICAN LAS COMPETENCIAS LABORALES?



Spencer y Spencer, citados por Alles (2006a), describen cinco tipos de competencias:

MOTIVACIÓN:  Lo que a la persona le interesa y dirige su comportamiento.
CARACTERÍSTICAS:  Se refiere a características física y respuestas consistentes a situaciones o información.
CONCEPTO PROPIO O CONCEPTO DE UNO MISMO:  Se refiere a actitudes, valores o imagen propia de una persona.  Los valores predicen cómo una persona se desempeñará en un puesto porque al actuar, el individuo tiende a hacerlo según lo que valora.
CONOCIMIENTO:  Incluye la información que una persona posee sobre un área específica. 
HABILIDAD:  Es la capacidad para desempeñar una tarea física o mental.

El conocimiento y la habilidad son más fáciles de evaluar y de desarrollar.  Para esto último puede utilizarse, por ejemplo, la capacitación.  El concepto de uno mismo, la motivación y las características son más difíciles de evaluar y desarrollar.

Por otro lado, de acuerdo con Instituto Técnico de Capacitación y Productividad  (2001), Alles (2004b) y Alles (2006b), las competencias se clasifican en:

Genéricas o Cardinales:  Son comportamientos comunes a diferentes procesos productivos y corresponden a la misma ocupación.  Se adquieren de forma autodidacta, pero también pueden educarse.  Son las que deben de poseer todos los que integran la empresa. Podrían convertirse en específicas cuando sean desglosadas en grados y se integren al perfil del puesto.

Específicas: Comportamientos vinculados a una ocupación determinada, un área laboral, una determinada función productiva o área funcional.  Se adquieren por la experiencia y lo aprendido a través del estudio.  Permiten tener una ventaja competitiva sobre otras empresas. Pueden coincidir o ser complementarias con las cardinales, pero no pueden ser contradictorias.

lunes, 27 de marzo de 2017



¿CÓMO DEFINEN LOS EXPERTOS LAS

 "COMPETENCIAS LABORALES"?



Según Corominas se deriva de la palabra latina competere, que significa “ir una cosa al encuentro de otra, encontrarse, coincidir”, “ser adecuado, pertenecer”.  Competere se deriva de petere, “dirigirse a, pedir” y tiene el mismo origen que competere, “pertenecer, incumbir”.  Estos significados se establecieron en el siglo XV.  David McClelland fue quien en los años 70 propuso en concepto para ser utilizado dentro de las empresas.  Desarrolló este concepto con base al análisis que realizó de la motivación humana.  Para el creador de esta metodología los tests académicos de aptitud tradicionales y los tests de conocimientos, al igual que las notas escolares y las credenciales, no predicen el rendimiento en pruebas o el éxito en la vida. Esto lo condujo a buscar otras variables, a las que llamó “Competencias”, donde integró destrezas, habilidades, características, conocimientos y actitudes.  Con esto buscaba evaluar lo que realmente predice un buen desempeño en el trabajo, aunque no se cuente con un título que lo respalde.  La categoría de competencia fue establecida inicialmente por la psicología y utilizada posteriormente por la Administración de Recursos Humanos, hasta llegar a lo que se conoce como Gestión por Competencias (Alles, 2006b; Morales, 2008;  Preciado, 2006).

Competencia es una característica innata o adquirida de la persona que se relaciona con un desempeño exitoso en el trabajo (Ernst & Young, 1998).   Por otro lado, Spencer y Spencer, citados por Alles (2006a), definen competencia como “una característica subyacente de un individuo que está causalmente relacionada a un estándar de efectividad y/o a una performance superior en un trabajo o situación”  (p. 149).   Es una “característica subyacente” porque se encuentra lo profundo de la personalidad.  Está “causalmente relacionada” porque origina o anticipa el comportamiento y el desempeño.  Se relaciona con un “estándar de efectividad” porque predice cómo una persona se desempeñará.  Los mismos autores indican que las competencias son características del ser humano y se refieren a su forma de comportarse y pensar.  Éstas se generalizan a diferentes situaciones y se presentan por un largo periodo de tiempo.  Una competencia es una característica individual susceptible de medirse de forma confiable;  a la vez, permite diferenciar a los colaboradores de desempeño excelente de aquellos con desempeño promedio (Schvartzman, 2006).  De acuerdo con Preciado (2006), es una cualificación que permite establecer si una candidato tiene las cualidades pertinentes para un puesto de trabajo.  Boyatzis, citado por Morales (2008), plantea que una competencia puede referirse a la motivación, un rasgo, una destreza, la autoimagen, la percepción de su rol social, o un conjunto de conocimientos que se utilizan para el trabajo. 


Es un concepto genérico que permite transferir conocimientos y habilidades a nuevas situaciones dentro del área ocupacional.  Las competencias de una persona se hacen visibles para otros a través del comportamiento y cuando ejecuta un trabajo.  Se refieren a saber hacer (habilidades y destrezas), ser (normas, actitudes, intereses y valores) y estar (predisposición al entendimiento y la comunicación interpersonal).  Algunas son innatas, otras son aprendidas.  Las competencias pueden incrementarse a través de capacitación y del trabajo individual para el autodesarrollo.  Se asocian al éxito en desempeñar una actividad y lo causan (Alles, 2006b; Morales, 2008; Fletcher, citado por Preciado, 2006; Rodríguez, citado por Preciado, 2006).

lunes, 20 de marzo de 2017




¿POR QUÉ EVALUAR LAS COMPETENCIAS DEL COLABORADOR?



En un mundo empresarial cada vez más competitivo, para una empresa es importante seleccionar a los colaboradores que puedan desempeñar con mayor eficiencia su trabajo.  De acuerdo con Valle (2009), el nuevo entorno empresarial se caracteriza por la globalización de la economía y la introducción continua de nuevas tecnologías en el proceso de producción y administración de las empresas.  Por ello, los puestos de trabajo han evolucionado; también ha cambiado el contrato entre la organización y los colaboradores.  Ahora, éste se basa en el desarrollo profesional de los colaboradores y en la búsqueda de la organización de formas para potenciar al máximo las competencias de su personal.  

Morales (2008) afirma que para las organizaciones resulta indispensable contar con personas que posean las características adecuadas que contribuyan al cumplimiento de los objetivos y metas.  Los errores deben ser reducidos a su mínima expresión cuando de reclutamiento se trata.   Para desempeñarse en un puesto de trabajo, la persona requiere conocimientos, destrezas y competencias.  De acuerdo con Alles (2006a),  competencia es una característica de la personalidad, resultado de comportamientos, que genera un desempeño exitoso en un puesto de trabajo.  Cada puesto y cada organización tienen requerimientos diferentes con respecto a éstos y las competencias que una persona posea harán la diferencia en su desempeño.  Por lo anterior, al seleccionar  a un candidato para un puesto de trabajo, se busca a quien corresponda en todo, o al menos en parte, del perfil definido para el puesto con referencia a conocimientos, experiencia y competencias.  En este último aspecto, “frecuentemente se cae en el error de pensar que luego la persona cambiará o se hará a la cultura de la empresa, y la experiencia indica que esto no siempre ocurre” (p. 42). 

De acuerdo con Alles (2006a), en el proceso de selección de personal, trabajar bajo la metodología de competencias permite analizar el grado en que una persona posee cada competencia considerada y establecer la brecha entre los aspirantes a un puesto y las competencias requeridas para éste. Previo a la selección de un candidato, se deberá determinar qué se requiere para desempeñar una ocupación y luego expresar esto en términos de competencias.  “Selección por competencias significa selección de personas con competencias para tener un desempeño superior en su posición o nivel, cualquiera que sea” (p. 93).  Implica identificar a quienes a la vez posean conocimientos y competencias, junto con la motivación requeridas para un puesto.  Involucra además, trabajar en la organización dentro de un modelo de competencias.  Valle (2009) afirma que la aplicación de un sistema de competencias laborales ha sido para las empresas una alternativa para impulsar la formación y la educación, en una dirección que logre un mejor equilibrio entre las necesidades de las organizaciones y sus miembros.

En la gestión por competencias, cada organización decide con cuántas competencias trabajará, cuáles serán éstas y cómo las definirá.  Aunque dos empresas trabajen en la misma área, cada una tiene su cultura.  Además, cada puesto dentro de la empresa requiere diferentes competencias. Al identificar las competencias requeridas para un puesto y para una empresa, debe tomarse en cuenta lo que la empresa quiere lograr en el contexto en que se desarrolla, en el mercado que le corresponde y en el país en que se ubica (Alles, 2006b).

 “Las competencias individuales y competencias clave de la empresa están en estrecha relación:  las competencias de la empresa están constituidas ante todo por la integración y la coordinación de las competencias individuales, al igual que, a otra escala, las competencias individuales representan una integración y una coordinación de savoir-faire, conocimientos y cualidades.  De allí la importancia, para la empresa, de administrar bien su stock de competencias individuales, tanto actuales como potenciales” (Levy-Leboyer, en Alles, 2004a, p. 33).

Tanto para la empresa como para la persona, las competencias son importantes.  Las competencias individuales pertenecen a la persona y se identifican por medio de análisis de comportamiento.   Esto permite conocer lo que cada persona aporta para desempeñar la labor que le corresponde.  Se han establecido como reconocimiento social de las personas que desempeñan funciones productivas independientemente de cómo hayan adquirido los conocimientos y las habilidades para desempeñarlas.  Las competencias de la empresa se identifican utilizando métodos de análisis de mercado y de evolución de los proyectos de la empresa.  Éstas pertenecen a la empresa, pero son desarrollados por los colaboradores.  La empresa depende de su capacidad para crear conocimientos en sus recursos humanos y utilizarlos (Alles, 2004b, Chávez, 2002).