¿TOLERA LA PRESIÓN EN EL TRABAJO?
¿POR QUÉ A LA EMPRESA LE INTERESA QUE LOS COLABORADORES SEPAN MANEJAR LA PRESIÓN EN EL TRABAJO?
La tendencia a trabajar bajo presión se
encuentra arraigada en las empresas y se considera una forma usual de
trabajar. Como resultado, se observa lo
siguiente (Hernández, 2007):
X Aspectos contractuales: En la relación laboral con la empresa, el
colaborador acepta realizar más funciones de las que le corresponden y trabajar
horas adicionales a su jornada.
X Aspectos de relación: El colaborador acepta nuevas solicitudes de
trabajo, aún cuando esto provoque sobrecarga y no comprenda a cabalidad las
instrucciones. Además, acepta y espera
una amonestación (que puede incluir descalificación y agresividad) si no
realiza bien su trabajo. El colaborador
no tiene la habilidad de defender asertivamente su trabajo y el jefe no acepta
que se cuestione su autoridad.
X Aspectos de ejecución del
trabajo: El colaborador se enfoca en los
resultados a corto plazo sin tomar en cuenta las metas a largo plazo; actúa
reactivamente; trabaja de prisa, cuando el tiempo para entregar su trabajo está
por cumplirse; trabaja horas extra para ser reconocido por los jefes, mantener
su prestigio y/o evitar un castigo.
X Aspectos de imagen
construida: Una persona busca ser jefe
por el poder y la autoridad que esto le permite tener y espera “obediencia
ciega” de los subalternos.
La tendencia a trabajar bajo presión antes descrita,
genera agotamiento, estrés, baja productividad y satisfacción laboral. El estrés es un conjunto de
reacciones físicas, químicas y mentales de la persona frente a estímulos o
elementos productores de estrés en el ambiente.
Es una situación dinámica en que una persona enfrenta una oportunidad,
restricción o demanda relacionada con lo que desea. Las consecuencias del estrés se muestran en
diferentes áreas. Una persona estresada
se siente ansiosa, preocupada, fatigada y culpable. En su trabajo tiende a ser menos productiva y
realizar sus labores con menos calidad, se ausenta y se siente
insatisfecha. Tiene dificultades para
concentrarse y tiende a olvidar tareas. A nivel fisiológico, se observan
cambios en el metabolismo, trastornos de sueño, se acelera el ritmo
cardiorespiratorio, aumenta la presión arterial, presenta jaquecas y problemas
digestivos (Chiavenato, 2009; Davis y Newstron, 2002; Hernández, 2007; Robbins,
2004).
Es importante
agregar que el estrés no necesariamente es disfuncional. Algunas personas trabajan bien bajo pequeña
presión y son más productivas en un esquema de consecución de metas. Existen colaboradores a quienes les agrada
trabajar bajo presión del tiempo, del cumplimiento y de las decisiones
unilaterales del jefe. Otros buscan
continuamente más productividad y mejor trabajo. Un nivel modesto de estrés conduce a mayor
creatividad cuando una situación competitiva lleva a nuevas ideas y
soluciones. En general, muchos empleados
no se preocupan por una pequeña presión, si ésta conduce a resultados
favorables. El
estrés es beneficioso en la medida en que fortalece a la persona, la ayuda a
mantenerse alerta y centrada en sus objetivos. No es beneficioso cuando se
convierte en “distress”. Cada
persona tiene un límite a partir del cuál el estrés se convierte en “distress”
y da lugar a comportamientos disfuncionales (Chiavenato,
2009; Goulston, 2006; Hernández, 2007).
Tolerancia a la presión es la
capacidad para responder y trabajar con alto desempeño en situaciones de mucha
exigencia. Esta habilidad permite que la persona siga actuando con eficacia en
situaciones de presión de tiempo y de desacuerdo, oposición y diversidad. Quien la posee puede enfrentar con serenidad
y dominio circunstancias adversas. La
habilidad para mantenerse centrado en situaciones de presión y evitar la
frustración, el resentimiento o el pánico es un signo de madurez como
directivos y como personas. A nivel de
directivos, muestra la capacidad de liderazgo.
Se adquiere con la experiencia.
También se aprende observando el ejemplo de otras personas (Alles,
2004a; Goulston, 2006, Blanco; 2007).