USANDO PRUEBAS PSICOMÉTRICAS PARA CONOCERNOS MEJOR
Hace ya más de cien años que Alfred Binet, el padre de las pruebas de inteligencia, publicó la primera prueba psicométrica para medir este constructo: la Escala Binet Simon. Antes de él, personajes como Francis Galton, considerado el fundador de la psicometría, y James McKeen Cattell, trabajaron en la elaboración de instrumentos de medición de la inteligencia (Hogan, 2004). Después de los años 20, el número de tests disponibles en el mercado se ha incrementado. Los psicólogos han elaborado tests para medir aptitudes, intereses, personalidad, entre otros constructos. Varias de estas prueban han surgido por la necesidad de contar con instrumentos para la selección de estudiantes y trabajadores. En el caso de estos últimos, esto se dio principalmente cuando las tareas del puesto eran muy difíciles y especializadas (Gregory, 2001).
Los primeros tests se elaboraron partiendo de lo que hoy se conoce como teoría clásica de los tests. En ella, se establece el análisis de ítems partiendo de procedimientos como la correlación corregida item-total. Posteriormente, se determina si la prueba es confiable (concepto que se refiere a la consistencia de las puntuaciones obtenidas cuando una persona se examina en varias ocasiones con el mismo instrumento o con ítems equivalentes). Además, se establece la validez del instrumento (el grado en que éste mide lo que se supone debe medir). En los años 60, surge la teoría de respuesta al item: un conjunto de métodos que se emplean para examinar la confiabilidad, el escalamiento y la elaboración de pruebas (Hogan, 2004; Anastasi y Urbina, 1998). Estos métodos incluyen complejos procesos para analizar y calificar las pruebas, pero hoy en día son más sencillos de aplicar porque es posible hacerlo aprovechando programas específicos de computadora. La tecnología también facilita la calificación de pruebas elaboradas bajo la teoría clásica de los tests. Ya no es necesario que el psicólogo cuente manualmente las respuestas del sujeto y busque el percentil que corresponde al punteo burdo en una tabla. Varios tests cuentan con programas que califican los resultados. Algunos se instalan en la computadora y otros se trabajan a través de Internet.
Para el psicólogo, los tests son útiles ya que le ofrecen un parámetro para conocer al sujeto. Por ejemplo, si el evaluado resuelve una prueba de aptitud numérica, el resultado le dice al evaluador qué tan hábil es el sujeto para resolver operaciones y problemas con números. Si resuelve 34 de los 50 ejercicios planteados, el evaluador sabrá que el sujeto tiene alguna habilidad en el manejo de número. Pero, ¿qué tanta? ¿Más habilidad que sus compañeros? ¿Menos que ellos? Para saberlo, el psicólogo necesita comparar el punteo burdo (las 34 respuestas dadas) con los resultados de otras personas que tengan características similares al sujetos evaluado: mismo nivel académico, edad similar, entorno cultural parecido. Para que el psicólogo tenga este parámetro, los tests psicométricos ofrecen normas, cuya función es traducir la puntuación burda en una puntuación normalizada (Hogan, 2004). Cuando el psicólogo utiliza una norma, lo que hace es buscar la puntuación normalizada a la cual corresponde el punteo burdo obtenido por el sujeto. Este proceso no es exclusivo de los psicólogos. Cuando a un gerente de producción se le pregunta cuántas piezas de ropa elabora un trabajador por día, lo que hace es reunir información sobre el trabajo de todos los trabajadores y establecer con esto un parámetro de comparación, el cual permite saber cuántas piezas elaboran los mejores trabajadores y cuántas los que lo hacen más lento.
Existen muchos psicólogos que trabajan en la elaboración de pruebas psicométricas, pero pocos lo hacen en Guatemala. Por ello, la mayor parte de las normas que utilizan los psicólogos guatemaltecos para interpretar los resultados de los evaluados no son nacionales. Esto presenta algunas inconvenientes, que se analizarán con el siguiente ejemplo: para evaluar la habilidad verbal de un grupo de aspirantes a una plaza el nivel académico mínimo exigido para aspirar a la plaza es tercero básico. Se utiliza una prueba elaborada en España. En este país, casi la totalidad de las personas terminan estudios secundarios. Ellos residen en un país del primer mundo, donde tienen acceso a tecnología constantemente, tanto dentro como fuera de las instituciones educativas. Además, dentro de su vocabulario es frecuente el uso de palabras que en Guatemala casi no se usan. Por ejemplo, en España se refieren al “grifo”, mientras que en Guatemala se le llama “chorro”. ¿Puedo comparar los resultados de los aspirantes guatemaltecos con los del grupo de norma español? Lo mismo sucede con los tests de personalidad. ¿Se comporta igual un extrovertido en Brasil que en Alemania? Es importante que los psicólogos guatemaltecos trabajen en la elaboración de tests con normas propias.
BIBLIOGRAFÍA
Anastasi, A. y Urbina, S. (1998). Tests psicológicos. (7ma. ed.) México D.F., México: Prentice Hall Hispanoamericana.
Gregory, R. (2001). Evaluación psicológica. Historia, principios y aplicaciones. México D.F., México: El Manual Moderno.
Hogan, T. (2004). Pruebas psicológicas. Una introducción práctica. México D.F., México: El Manual Moderno.
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