¿POR QUÉ LA EMPRESA SE INTERESA EN CONTRATAR PERSONAS HONESTAS?
La sociedad, desde siempre, ha intentado identificar a las
personas deshonestas que afectan el orden público y los intereses privados
(Jones, 1991). Por otro lado, a los empleadores les interesa contar con
personal honesto dentro de la empresa.
Cuando se presentan hechos delictivos dentro de ésta, se realizan
investigaciones para detectar a los responsables. A la vez, al seleccionar personal interesa
detectar a aquellos sujetos que podrían participar en actos deshonestos en el
futuro (Landy
y Conte, 2010).
Los estudios científicos para
identificar criminales iniciaron en 1895 con Lombroso, quien monitoreaba la
presión sanguínea de los sospechosos durante los interrogatorios. Esto fue un precursor del polígrafo (Jones,
1991). De acuerdo con Bohlander, Sherman y
Snell (2001), el polígrafo o detector de
mentiras es un aparato que mide variaciones en la respiración, tensión arterial
y pulso de quien es interrogado. Esto se
mide mientras se interroga al sujeto sobre uso de drogas, robos y crímenes. Se
usó ampliamente en situaciones laborales, hasta que en Estados Unidos se aprobó
la Ley Federal de Protección al Polígrafo para Empleados, promulgada en
1988. Ésta aplica a todos los empleados
privados, a excepción de quienes trabajan en farmacéutica y seguridad. Debido a esto, los empleadores debieron optar
por las pruebas de honestidad y la revisión de antecedentes.
Al inicio del siglo XX, Hugo
Munsterber, pionero de la psicología industrial en Estados Unidos, desarrolló
dos instrumentos para medir veracidad y honestidad. Usó el término “detector de mentiras” para
describirlos. En los años 40´s, Gilbert
Lee Betts realizó el primer test con preguntas directas sobre honestidad
(Jones, 1991). Desde entonces, se han
desarrollado diversos instrumentos de este tipo. De acuerdo con Ash, citado por Landy y Conte
(2010), y Brewer y Wilson (1995), los test de honestidad e integridad se han
usado por más de cincuenta años. Pero,
en los últimos quince a veinte años los empleadores se han interesado más en
ellos por varias razones. La primera de
ellas es el alto costo que tiene para la organización el contar con empleados
deshonestos, contra el bajo costo de realizar una evaluación de honestidad
durante el proceso de selección de personal.
Por otro lado, los análisis muestran que estas evoluciones sí predicen
el comportamiento honesto del empleado.
Adicionalmente, el uso del polígrafo está limitado legalmente y su costo
es alto.
Jones (1991) señala otra
razón para el creciente uso del los instrumentos que miden honestidad: Hasta los años 60´s, los robos realizados por
empleados no eran vistos como un problema importante. A partir de entonces, los robos realizados
por empleados se han incrementado sustancialmente. Hoffman
(2002) indica que, según los expertos y los estudios realizados, los hurtos por
trabajadores cuestan más a la empresa que la delincuencia callejera. El número de empleados detenidos por robo se
ha incrementado en lo últimos años.
Algunos piensan que esto se debe a que la lealtad a las empresas ha
desaparecido por los despidos masivos, la reducción de puestos de trabajo y el
rediseño de las empresas. Además, según cálculos, por cada trabajador que se
descubre, seis más no son descubiertos.
El 75% de las personas ha robado al menos una vez en su lugar de
trabajo. Esto se da en todos los
niveles, desde empleados de contabilidad y trabajadores de correo y áreas de
carga, hasta ejecutivos de alto nivel.
Por lo anterior, hoy en día
los encargados de selección de personal incluyen los test de honestidad dentro
del proceso, junto con las entrevistas, los tests de habilidades, conocimiento
y personalidad. A diferencia de los test
de personalidad, los de honestidad pretenden predecir una serie de conductas
relacionados con el trabajo, no desórdenes mentales. Los tests de honestidad
son un complemento dentro del proceso, no un sustituto de otros procedimientos,
como la revisión de antecedentes. Pueden utilizarse en cualquier fase del
proceso; por ejemplo, algunas empresas los utilizan al inicio y aplican la
prueba a todos los candidatos, otras la aplican sólo a quienes han llegado al
final del proceso. Utilizar estos
instrumentos ayuda a los empleadores a seleccionar a aquellos aspirantes que
son honestos, confiables y responsables.
Las empresas los utilizan para evitar contratar a personas que impliquen
riesgos en seguridad, porque podrían
cometer robos, adoptar una conducta contraproducente y/o violenta, utilizar
drogas, entre otros. Esto interesa especialmente
en puestos donde las personas tienen acceso a dinero y mercancías (como
vendedores y empleados de banco).
También se utilizan en investigaciones que se realizan cuando el sujeto
ya está empleado. En este último caso,
se utilizan cuando hay robo o se sospecha de alguna conducta incorrecta (Weiten, 2007; Brewer y Wilson, 1995; Hoffman,
2002; Bohlander et al., 2001; Muchinscky, ; Your Guide
to Employment Testing, 2010).
De acuerdo con Aamondt
(2007), citado por Weiten (2007), las investigaciones indican que estos
instrumentos son confiables y los resultados están relacionados con robos,
absentismo y desempeño laboral. Muchinsky (
) muestra estudios que indican la
validez de los test de integridad. Por
ejemplo, cita a Bernardin y Cooke (1993), quienes encontraron que predecía el
robo de los empleados de los comercios. Además, menciona a Collins y Schmidt (1993), quienes
compararon los resultados de personas condenadas por apropiación indebida y
fraude con empleados en puestos de autoridad de alto nivel. Encontraron que los primeros presentaban
tendencia más alta a la irresponsabilidad, falta de carácter fiable y menor
atención a las normas sociales y leyes. Finalmente,
Ones, Viswesvarars y Schmidt (1993) concluyeron que predicen robo, problemas
disciplinarios y ausentismo.
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